04 diciembre 2005

RELIGIÓN A TIRO (Y dos)

Casi de manera paralela al artículo de José María del Castillo que colgué en el blog A Tiro, la polémica sobre el papel de la Iglesia se desató en los foro de los New-Mighty-Solo-West Coast-GreatLakes-Young Avengers de Dreamers. A continuación, y dado el creciente interés sobre el tema, transcribo el mensaje que ya colgué en dicho foro con algunas modificaciones que, espero, sirvan para contextualizarlo mejor.

Antes de comenzar pido respeto, respeto a todos, desde unos hacia los otros y viceversa, sin importar ideologías. Solo desde el mutuo respeto y mediante el diálogo se puede discutir de un tema tan personal como es la religión y la fe.

La Iglesia no es ningún parásito. Como en cualquier otra sociedad, existen diversas corrientes y personas. Cada persona es un mundo, mil mundos, como decía la canción. E igual que hay gente que intenta aprovecharse de otros más débiles o desamparados sea o no católico, también hay mucha gente que abandona todo y se va al tercer mundo de manera altruista a ayudar a los que han nacido con menos fortuna, sea ateo o sea creyente.
La Iglesia no deja de ser un colectivo de personas y haríamos bien en recordar que los cristianos (no todos, pero si un gran grupo) van muchos siglos por delante del vaticano y sus mandatos. Para muestra un botón: hace años que yo estudié que el limbo no existía y que no tiene ningún fundamento excepto el puramente popular. Ejemplos como estos los hay a miles.
Igualmente hay sectores de la Iglesia que defienden la aceptación de la homosexualidad, la igualdad de la mujer en la Iglesia e incluso la democratización de la Iglesia; nada más ser nombrado el nuevo papa estos sectores le enviaron una carta pidiendo estos y otros cambios.

Sí, el Vaticano hace muchas veces el ridículo. Gracias a Dios la NO existencia del limbo es una verdad tan asimilada que el hecho de el Vaticano lo confirme es superfluo.

Pero permitidme que os ilustre sobre mi visión personal de la fe. La fe NO se basa en aceptar al dictado una serie de dogmas sin molestarse en cuestionarlos. En verdad la fe que no duda, no se cuestiona y no se reconstruye a si misma es una fe muerta. La fe es una eterna pregunta a la que se le van dando respuestas a lo largo de la vida sólo para hallar nuevas preguntas que a su vez darán nuevas respuestas.

Por otro lado, el cristianismo sea del tipo que sea no se basa en la necedad.
Una vez me dijeron que si se encontrara el cuerpo de Cristo enterrado no cambiaría para nada el mensaje. Lo realmente importante no era el profeta, sino el mensaje que él portaba, La Palabra, nunca mejor dicho: Amaos los unos a los otros. Es el verdadero mensaje de la Iglesia que tan pocas veces transmite -lo reconozco-. Incluso en la Primera Carta a los Corintios San Pablo se atreve a afirmar que el amor está por encima de la fe: "Aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada. (...) Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande de las tres es el amor."

Por eso no puedes decir que conoces a la Iglesia basándote en lo que te enseñan en los colegios. Las doctrinas que pueden inculcarte los curas pueden ser incluso las más erróneas. Ejemplos: Los tres reyes magos que en la Biblia ni se dicen que sean 3 ni se dice que sean reyes, La fruta del Edén, que no se dice que sea una manzana, o ya para terminar que Magdalena fuera una puta, que tampoco se dice en las escrituras y que a mí me enseñaron en mi colegio los sacerdotes, por poner algunos ejemplos.
Dijo San Agustín: "Cesen las palabras, por favor, y sean nuestros actos los que hablen."
Precisamente Jesús censuraba a escribas y fariseos: "¡Ay de vosotros, hipócritas! Sois como los sepulcros blanqueados, que parecen limpios por fuera pero por dentro están llenos de muerte, de podredumbre e inmundicia."
¿Y por qué los censuraba? Por no predicar con el ejemplo y condenar a sus hermanos.
Con esto tampoco quiero decir, y lo aclaro, que todos los sacerdotes sean unos totales desconocedores de la Biblia. ¡Dios me libre! Lo que yo conozco, precisamente, lo he alcanzado gracias al trabajo de religiosos y teólogos que estudian e interpretan la Biblia. Lo único que digo es que, como en todo, existen diversas teorías y movimientos, unos más progresistas y otros menos y que, por tanto, la imagen de iglesia que tenemos puede muchas veces no corresponderse con la totalidad de sus creyentes.

Llevo todo este mensaje hablando de corrientes dentro de la Iglesia más progresistas y creo que es el momento de dar un ejemplo, la Teología de la Liberación:

La idea de una teología liberadora en América Latina parece un contrasentido, pues la religión católica se planteó de hecho como un instrumento de dominación en la conquista española. Al indio se le sometía con la cruz y con la espada, quedando siempre bajo el mando de un amo y del sacerdote. La tarea evangelizadora, era entonces una herramienta del sometimiento, y la adoctrinadora del indio.
Pero una vez que la conquista se consumó, en el siglo XX surge una reflexión que abandona la tarea colonizadora y se propone como reflexión a partir de la situación general de América Latina, ¿cuál situación?, la pobreza. Así, la teología de la liberación:
"Es una interpretación de la fe cristiana a través de la experiencia de los pobres. Es un intento de leer la Biblia y las doctrinas cristianas fundamentales con los ojos de los pobres. Al mismo tiempo es un intento por ayudar a los pobres a interpretar su propia fe de una forma nueva"
Se ha señalado ya, que la situación común en América Latina es la pobreza, pero tal situación no es un producto de la casualidad ni de la voluntad divina, es una consecuencia de la configuración social, es decir, la pobreza no es destino natural del americano. Ello lo reconoce la Teología de la Liberación, y plantea además una crítica a las instituciones que permiten injusticia y pobreza.
El propio Ellacuría comenta al respecto que "para lograr la conjunción adecuada de utopía y profecía es menester situarse en el lugar histórico adecuado. Toda conjunción de esas dos dimensiones humanas e históricas, para ser realista y fecunda, necesita situarse en precisas coordenadas geo-socio-temporales"
De manera que no se piensa a un ser abstracto, sino a un humano concreto, de cara a su historia, al lugar en que vive y a la sociedad en que está, el americano atenderá a esas coordenadas para entrar en la dinámica de una Teología instrumento de su libertad y no su dominación.
Siguiendo con ese fin liberador, la Iglesia vierte una mirada cuestionante sobre ella misma, al menos reconoce su participación en la estructura de la injusticia, y ese es el punto de choque entre una tradición eclesiástica que legitimaba sus privilegios y el de la mirada nueva que se pregunta por su papel hacia los desprotegidos.
La mirada crítica de la iglesia sobre ella misma tiene su expresión máxima en el Concilio Vaticano II, que adopta por ejemplo el idioma propio de cada población, para la evangelización y los ritos, relegando al latín. Fruto de ese concilio es la encíclica de Pablo VI, Populorum Progressio, que plantea de modo frontal la responsabilidad de la Iglesia hacia los pobres, y su labor en el equilibrio mundial de las potencias económicas.
Para concluir esta parte se dirá que son tres los ejes que guían a la Teología de la Liberación:
  1. Una interpretación de la fe cristiana a través del sufrimiento, la lucha y la esperanza de los pobres.
  2. Una crítica de la sociedad y de las ideologías que la sustentan.
  3. Una crítica de la actividad de la Iglesia y de los cristianos desde el punto de vista de los pobres.

PD: El papa Juan Pablo II dijo que la teología de la liberación (que defiende la idea de una Iglesia pobre) va contra la doctrina de la Iglesia. Cada cual que examine a fondo si la teología de la liberación tiene algo en contra o no de la doctrina de la Biblia.

No hay comentarios: